Historia

Empresa familiar nacida con vocación exportadora

En el año 1988 María Paz Hurtado empezó a comprar y vender aceitunas desde una de las habitaciones de su pequeño piso en Málaga, con un teletipo, después un fax, una máquina de escribir, una gran dosis de ilusión y un marido convencido de que sus proyectos eran más que posibles.

Así hasta 1992 llegó a facturar más de 500 millones de las antiguas pesetas (3 millones de euros). Sin estructura propia como fabricante hasta que el año 1992 el matrimonio decide arriesgar todo cuanto habían podido conseguir hasta ese momento (que no era demasiado por cierto) y hacerse con una vieja fábrica de envasado de aceitunas que estaba cerrada y semiderruida desde 1987. Con mucho esfuerzo, con 4 hipotecas sobre el inmueble y sobre su propia vivienda, con intereses del 18% y con más ilusión si cabe, continúan con el proyecto pero ahora con envasado y producción propios.

Lo que empezó como una actividad personal se convirtió en poco tiempo en un equipo de trabajo joven, integrado y motivado para ofrecer a clientes tan exigentes como alemanes, italianos, americanos entre otros, un producto más que aceptable y un servicio excelente a unos precios muy competitivos. Estas fueron las claves para convencer y fidelizar a una clientela que tras años depositando su confianza en Hutesa pasaron a ser socios comerciales y sobre todo buenos amigos.

Hutesa Agroalimentaria S A ha recibido varios y reconocidos galardones desde sus comienzos. Ha servido de ejemplo en muchas escuelas de negocios como análisis del caso, fortalezas y debilidades de una empresa familiar gacela.
El futuro sigue siendo esperanzador, con inversiones importantes a corto y medio plazo que nos permitan duplicar nuestras cifras de ventas y seguir creando empleo de calidad.

El gusto por hacer las cosas bien se refleja en el modelo de Hutesa: